«GASP son las siglas de Gut and Psychology Syndrome (Síndrome Intestinal y Psicológico), un término acuñado por la doctora Natasha Campbell-McBride»
Redmond, Washington │Por Ángel Ramírez│Escritor de LAGLvL
la dieta GASP es una dieta de eliminación que propone eliminar los cereales, los lácteos pasteurizados, las verduras con almidón y los carbohidratos refinados de la alimentación. Según sus defensores, esta dieta puede mejorar la salud intestinal y cerebral, así como prevenir o tratar diversas enfermedades como el autismo, el TDAH, la dislexia o la depresión.
GASP son las siglas de Gut and Psychology Syndrome (Síndrome Intestinal y Psicológico), un término acuñado por la doctora Natasha Campbell-McBride, una médica rusa que creó esta dieta basándose en su propia experiencia con su hijo diagnosticado de autismo.
La teoría de la dieta GASP sostiene que muchas enfermedades mentales y neurológicas se deben a un intestino permeable, es decir, a una alteración de la barrera intestinal que permite el paso de sustancias tóxicas al torrente sanguíneo y al cerebro. Al eliminar los alimentos que supuestamente dañan el intestino y favorecer los que lo reparan, se podría restaurar el equilibrio de la flora intestinal y mejorar el funcionamiento del sistema nervioso.
Directrices de la dieta GASP
La dieta GASP se compone de dos fases: una inicial, muy estricta, en la que se trata de recuperar la salud intestinal y puede durar unos dos años; y la segunda fase, una vez se considera que hay una mejoría significativa, en la que se van reintroduciendo algunos alimentos con precaución.
En la primera fase, llamada fase de introducción o fase de curación intestinal, se eliminan por completo los cereales, los lácteos pasteurizados, las verduras con almidón (como las patatas o las zanahorias), los carbohidratos refinados (como el azúcar o la harina blanca), las legumbres, las frutas secas y los alimentos procesados o envasados.
Los alimentos permitidos en esta fase son:
- Carnes frescas, preferiblemente ecológicas y alimentadas con pasto
- Grasas animales, como manteca de cerdo, sebo, grasa de cordero o mantequilla cruda
- Pescados y mariscos
- Huevos ecológicos
- Alimentos fermentados, como kéfir, yogur casero o chucrut
- Verduras sin almidón (como el brócoli, el apio o las espinacas)
- Cantidades moderadas de frutos secos y semillas
- Productos horneados con recetas especiales hechas con harinas de frutos secos
En esta fase se recomienda consumir caldo de huesos con cada comida, ya que se considera que tiene propiedades beneficiosas para el intestino. También se aconseja tomar alimentos probióticos para favorecer el crecimiento de las bacterias beneficiosas en el intestino.
En la segunda fase, llamada fase de mantenimiento o dieta GASP completa, se pueden ir reintroduciendo algunos alimentos como:
- Lácteos fermentados (como el queso o el yogur) y sin pasteurizar
- Frutas frescas (excepto los cítricos y las frutas tropicales)
- Verduras con almidón (como las patatas o las zanahorias)
- Legumbres remojadas y germinadas
- Miel cruda
Estos alimentos se deben introducir poco a poco y observando si hay alguna reacción adversa. Si es así, se deben eliminar de nuevo. La duración de esta fase puede variar según cada persona, pero suele ser entre uno y dos años.
La dieta GASP y tu salud
La dieta GASP es una dieta muy restrictiva que elimina muchos alimentos que son fuente de nutrientes esenciales para el organismo. Además, no hay evidencia científica que respalde sus supuestos beneficios para la salud intestinal y cerebral, ni que demuestre que las enfermedades que pretende prevenir o tratar se deban a un intestino permeable.
Algunos de los riesgos de seguir esta dieta son:
- Deficiencias nutricionales, especialmente de vitaminas, minerales y fibra. Estas deficiencias pueden provocar anemia, osteoporosis, estreñimiento o debilidad, entre otros problemas.
- Pérdida de peso excesiva o desnutrición, sobre todo en niños o personas con necesidades energéticas elevadas.
- Alteraciones de la flora intestinal, ya que al eliminar los alimentos ricos en fibra se reduce el alimento de las bacterias beneficiosas y se favorece el crecimiento de las perjudiciales.
- Efecto rebote, ya que al reintroducir los alimentos eliminados se puede producir un aumento de peso superior al perdido.
- Trastornos de la conducta alimentaria, ya que al seguir una dieta tan estricta se puede generar ansiedad, culpa o obsesión por la comida.
Conclusión
La dieta GASP es una dieta de eliminación que propone eliminar los cereales, los lácteos pasteurizados, las verduras con almidón y los carbohidratos refinados de la alimentación. Según sus defensores, esta dieta puede mejorar la salud intestinal y cerebral, así como prevenir o tratar diversas enfermedades como el autismo, el TDAH, la dislexia o la depresión.
Sin embargo, la dieta GASP no tiene ningún fundamento científico y puede ser perjudicial para la salud. Al eliminar muchos alimentos que son fuente de nutrientes esenciales se pueden provocar deficiencias nutricionales, pérdida de peso excesiva, alteraciones de la flora intestinal, efecto rebote o trastornos de la conducta alimentaria.
Por lo tanto, no se recomienda seguir esta dieta sin el asesoramiento de un profesional sanitario. Lo más adecuado para mantener una buena salud intestinal y cerebral es seguir una alimentación variada y equilibrada, rica en alimentos frescos y naturales, y evitar los alimentos procesados y refinados.
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