“¿Sabes cuándo y cómo se celebró la primera Navidad en México? Te contamos sobre este suceso y qué relación tuvo con la fiesta de Huitzilopochtli.”
Chapultepec, México │Por LAGLvL.com │Escritor de LAGLvL
Como es lógico, hasta la llegada de los españoles, la Navidad no era celebrada en México. Fue gracias al proceso de colonización, estrechamente unido al de evangelización, que la celebración del nacimiento de Jesús de Nazaret se instauró en el continente americano. Sin embargo, hubo un factor que benefició su rápido arraigo: su coincidencia con el panquetzaliztli, la fiesta de Huitzilopochtli.
Es fácil pensar que la primera Navidad se celebró en 1519, año en que Hernán Cortés llegó al hoy territorio mexicano. En dicha expedición, Cortés venía acompañado del sacerdote mercedario Bartolomé de Olmedo, quien era el encargado de oficiar las misas entre los soldados y realizó las primeras labores de evangelización entre los indígenas de forma mesurada. En consecuencia, se puede suponer que la primera Navidad mexicana sucedió en los campamentos militares.
El contacto de los indígenas con el cristianismo no fue un proyecto sino hasta 1523, cuando Fray Pedro de Gante y los 12 franciscanos llegaron a México para iniciar el proceso de evangelización. Asimismo, la primera navidad registrada ocurrió tan sólo cinco años después, en 1528. El testimonio del evento es una carta enviada por Fray Pedro de Gante a Felipe II, donde narraba cómo festejaron en compañía de los indígenas conversos.
Para aquella ocasión, según Pedro de Gante, llegaron invitados de hasta 20 leguas (100 kilómetros) de lejanía de México-Tenochtitlán. “Vinieron tantos que no cabían en el patio”, resalta el religioso en su texto. En el momento de la Nochebuena, el franciscano cuenta que españoles e indígenas “cantaron la mesma noche de Natividad a los ángeles”.
De la fiesta de Huitzilopochtli a la navidad
Para lograr transmitir las enseñanzas católicas, los frailes buscaron los puntos de coincidencia entre la religión prehispánica y la cristiana. Por ejemplo, observaron que los indígenas celebraban el nacimiento del dios Huitzilopochtli durante el solsticio de invierno. La costumbre de los tenochas era invitar a sus allegados a sus casas para disfrutar del tzóatl, dulce que hoy conocemos como alegría de amaranto.
Pedro, quien aprendió náhuatl y se introdujo en la cultura indígena, describe cómo hizo uso de las danzas y cantos prehispánicos, los cuales revistió de cristianismo. Es decir, los cantos ahora se dedicaban a Cristo, aunque permanecían en idiomas indígenas.
«Mas por la gracia de Dios empecélos a conocer y entender sus condiciones y quilates, y cómo me había de haber con ellos, y que toda su adoración dellos a sus dioses era cantar y bailar delante dellos, porque cuando habían de sacrificar algunos por alguna cosa, así como para alcanzar la victoria de sus enemigos, o por temporales necesidades, antes que los matasen habían de cantar delante del ídolo; y como yo vi esto y que todos sus cantares eran dedicados a sus dioses, compuse metros muy solemnes sobre la Ley de Dios y de la fe, y cómo Dios se hizo hombre por salvar el linaje humano, y cómo nació de la Virgen María, quedando ella pura e sin mácula.»
Tradiciones que perduran hasta hoy
Finalmente, se desarrolló todo tipo de estrategias pedagógicas vinculadas al arte para enseñar las máximas religiosas. En las tilmas se pintaban imágenes religiosas, mismas que los indígenas portaban. Durante la navidad, se instauraron obras de teatro sobre el nacimiento de Cristo, las cuales se transformaron en las pastorelas. Para amenizar las fiestas y transmitir enseñanzas morales, se implementó la piñata y las posadas. Como los indígenas tenían muy presente el trabajo con escultórico, los frailes inventaron los nacimientos, con el objetivo de que los indígenas comprendieran en su propio lenguaje las enseñanzas evangélicas y pudieran apropiárselas. Fue así, como entre los tenochas la fiesta de Huitzilopochtli fue poco a poco abandonada.
“Se trató de un proceso pedagógico: preparó obras de teatro, los niños de la natigua nobleza se disfrazaban de ángeles, tradujo y compuso himnos religiosos, instruyó a los pobladores a usar imágenes cristianas en sus ropas originales”, apunta el historiador Carlos Fernando López de la Torre.
Aunque es probable que la navidad ya se hubiera celebrado antes de 1528 en Texcoco, el lugar oficial de la primera celebración fue la Capilla de San José de los Naturales (como los religiosos se referían a los indios), la cual se encontraba en el hoy Templo de San Francisco, ubicada en el cruce de Madero y Eje Central en el Centro Histórico de la Ciudad de México. De la Capilla de San josé no quedan restos.